Fundamentos
de la |
Ley
12124 |
Declarar monumento histórico un edificio
provincial y en este caso el de la Escuela Nro. 2 del distrito de Bahía
Blanca es reconocer los valores legados de nuestros mayores de ser custodios
de las riquezas arquitectónicas como expresión de una cultura que rescata la
trascendencia de los hechos de los individuos y de la sociedad para las
generaciones venideras. En este caso particular es importante
destacar los antecedentes históricos de la que fuera una de las primeras
escuelas de la provincia de Buenos Aires. En el año 1826 se crean por impulso de
Bernardino Rivadavia cinco escuelas en la provincia de Buenos Aires, San José
de Flores, San Nicolás de los Arroyos, San Isidro, Chascomús y San Antonio de
Areco, en 1830 San Fernando y en 1831 Luján. El 10 de julio de 1833 el gobierno ordena
por decreto de Juan Ramón Balcarce fomentar en Bahía Blanca la educación
primaria, indica crear la escuela mediante el nombramiento de una preceptora
y la ubicación de una casa dependiendo de la sociedad de beneficencia, ésta
instituida por B. Rivadavia por decreto del 2 de enero de 1823. Debido a diferentes obstáculos de tipo
económico, militar y social se suspende la acción de la sociedad de
beneficencia volviendo a funcionar recién durante el gobierno de Rosas en
1853. Paulatinamente se reinician algunas
actividades pero es a partir del 23 de marzo de 1858 que formalmente comienza
a funcionar la escuela atendiendo a 23 niñas, en esa época la ciudad era
defendida por la legión militar y la madre de un oficial Rita Rodríguez de
Sagari resulta preceptora y su hija Máxima Sagari en el cargo de monitora. Es así que por impulso de la comunidad pudo
concretarse en una realidad permanente, logrando verdadera unificación y
sistematización, a partir de la década de 1880. En ese período comienza a
organizarse en el orden nacional bajo la Ley 1420 la educación común. La llamada Escuela de Niñas es reafirmada
como institución bajo la designación de número dos (2) y más tarde denominada
por decreto 18.018 del 9 de setiembre de 1945 con el nombre de Valentín
Vergara. El 9 de julio de 1861 se inaugura en Bahía
Blanca el edificio construido por el Estado para la Escuela de Niñas, en un
terreno de 28 varas de frente por 100 de fondo, con frente a la plaza
Argentina ahora Plaza Rivadavia y sobre la actual calle Sarmiento. La Escuela de Niñas Nro. 2 funcionó hasta
1906. Con fecha 13 de diciembre de 1905 se dictó una ley que reforma el
sistema educativo vigente y de acuerdo a esa normativa en febrero de 1906
anexa los grados de primero a cuarto de la Escuela Nro. 1 de varones y
comienza a funcionar el 16 de abril de 1906. Estos antecedentes históricos acompañan la
necesidad de rescatar para el patrimonio cultural de la provincia de Buenos
Aires y en particular para la ciudad de Bahía Blanca y su región el edificio
de la Escuela Nro. 2. Este edificio representa tanto un modelo
arquitectónico necesario de resguardar como que concentra buena parte de la
historia escolar de muchos bahienses y de la historia pedagógica de tantos
otros docentes que en sus aulas ofrecieron y ofrecen lo mejor de su profesión
a favor de la niñez y juventud de nuestra ciudad. En una nota de opinión la docente María
Cristina Muñoz del 21 de marzo del corriente año en La Nueva Provincia
expresará: “...La restauración de la escuela Nro. 2 herencia cara a la
construcción de la identidad local y con un valor que trasciende lo económico
para instalarse como bien espiritual, ético y estético, requiere de un
tratamiento estructural profundo, que conserve lo valioso de sus componentes
originales y corrija o modifique lo detriorado u obsoleto”. Esta, como una de las tantas expresiones
comprometidas con el rescate de la herencia cultural de Bahía Blanca y
arquitectónica en este caso particular, se suman al objetivo común y
acompañan la intención de promover
este proyecto. Destacar los bienes patrimoniales, en
especial aquellos de carácter público, como el edificio de la Escuela Nro. 2
es una acción que jerarquiza a los habitantes y a la ciudad de Bahía Blanca
fomentando en las generaciones más jóvenes el interés por preservar el
patrimonio cultural que es también común. |