Fundamentos
de la |
Ley
13647 |
HONORABLE LEGISLATURA: Se
somete a consideración de Vuestra Honorabilidad el proyecto de ley que se
adjunta para su sanción, a través del cual se crea el Plan de Desarrollo del
Sudoeste Bonaerense. El
setenta y cinco por ciento (75%) del territorio de la provincia de Buenos
Aires posee condiciones climáticas y de suelos que le dan extraordinarias
ventajas comparativas para la producción primaria. Las
denominadas pampa húmeda y subhúmeda-húmeda, presentan en esa extensión a las
tierras agrícolas y ganaderas con uno de los mayores potenciales productivos
del mundo. Es
habitual observar como los diseños de políticas de crédito, fomento y
promoción de distintas actividades primarias de Sin
embargo el veinticinco (25%) restante del territorio, perteneciente a la
región del Sudoeste bonaerense, no es pampa húmeda, sino que forma parte de
las regiones semiárida, árida y subhúmeda-seca del país, poseyendo
características climáticas y edáficas que la diferencian del resto de La
región está integrada por los partidos de Guaminí, Adolfo Alsina, Coronel
Suárez, Coronel Pringles, Coronel Dorrego, Saavedra, Tornquist, Puán, Coronel
Rosales, Bahía Blanca, Villarino y Patagones. Con
una superficie estimada de seis millones quinientas mil (6.500.000)
hectáreas, cuenta con aproximadamente quinientos cincuenta mil (550.000)
habitantes representando el cuatro por ciento (4%) de la población
provincial. Hay cerca de ocho mil (8.000) explotaciones agropecuarias según
el Censo Nacional Agropecuario (C.N.A.) 2002, que ocupan alrededor del
veinticinco por ciento (25%) del territorio de Según
datos de En
ella se encuentra el quince por ciento (15%) del rodeo bovino de En
el último decenio la participación de los distintos cultivos comparados con
la producción provincial fue: centeno el cuarenta y seis por ciento (46%),
avena el cuarenta por ciento (40%), cebada el treinta y ocho por ciento
(38%), veintiocho por ciento (28%) el trigo, veinte por ciento (20%) el
girasol, dieciocho por ciento (18%) el sorgo, catorce por ciento (14%) el
alpiste, tres por ciento (3%) el maíz, y el dos por ciento (2%) de soja. El
desmonte indiscriminado, la agricultura en sitios inadecuados y las prácticas
de laboreo agresivas, han llevado a más de una explotación a magnitudes de
degradación del suelo que comprometen la continuidad productiva disminuyendo
seriamente los resultados económicos, que hacen viables a las explotaciones
agropecuarias. Se
observan cambios en el uso de la tierra, con una recuperación del interés por
la ganadería ovina, otrora característica de la región, con diversificación
en lana, carne y leche y nuevas alternativas productivas como la
olivicultura, los cultivos de aromáticas, la intensificación de la actividad
porcina, que junto a otras, se adaptan de mejor manera al ambiente que muchas
de las prácticas productivas actuales. También
se agregan las posibilidades de diferenciar y certificar commodities como la
carne vacuna, achicando incluso el ciclo de producción, o segregación de
trigo, transformándolos en specialities y agregando valor al tramo inicial de
la cadena. Los
actuales niveles de productividad regional, pueden ser incrementados con la
adopción de prácticas racionales y políticas de apoyo y fomento que respondan
a los ritmos productivos propios de situación de aridez y semiaridez. En
un momento en que Las
políticas de fomento solo generan los cambios buscados, cuando parten del
reconocimiento de las potencialidades y limitantes que poseen los
destinatarios de las mismas. Por
el contrario, si esto no se toma en cuenta, se corre el serio riesgo que esas
políticas de fomento no produzcan el efecto deseado, llegando incluso en
algunos casos a crear nuevas situaciones de conflicto, como el endeudamiento
tomado en condiciones que no contienen posibilidades reales de repago, lo que
ha obligado en más de una ocasión a tener que producir refinanciamiento o
nuevas herramientas financieras, incluso llegándose a que La
región del Sudoeste ha recibido a lo largo de los años, políticas públicas de
apoyo a la producción primaria, como también normativas que han intentado
protegerla de las contingencias climáticas. Sin embargo, muchas de ellas,
fueron diseñadas sin haber puesto la debida atención a las potencialidades y
limitantes del ambiente en que se ponían en práctica. Los estudios de suelo y clima, y el
conocimiento que sobre ellos se ha alcanzado, permiten visualizar con mayor
claridad y objetividad las posibilidades y alternativas de generación de
riqueza de la actividad agropecuaria y sus cadenas de valor. En
los últimos quince (15) años (1991-2005) la región estuvo ininterrumpidamente
en emergencia por sequía, utilizando los alcances de La
razón invita a reflexionar que, si existe esta situación durante semejante
lapso de tiempo lo descrito no responde a “emergencias climáticas”, sino por
el contrario a “condiciones climáticas”. La
declaración de zona de emergencia o desastre en virtud de En
el caso de los créditos, el Banco de Cuando
la emergencia se prolonga en el tiempo, tal como ha ocurrido en la región,
aparece un nuevo problema, cual es el de acumular obligaciones tanto a nivel
fiscal como crediticio, que pone en una situación más comprometida a la
rentabilidad de las explotaciones, que continúan implementando modelos de
producción que por no estar adaptados en forma sustentable a la zona, son
incapaces de generar los recursos suficientes para recomponer su economía. La
diferenciación de la región, implica también apoyar firmemente la
reconversión de los sistemas de producción y sus cadenas de valor, de tal manera
que se fortalezcan aquellos que estén adaptados a las características
climáticas, edáficas y agronómicas, asegurándole resultados económicos que
permitan la permanencia de las explotaciones de esa región y con esas
características. De
igual forma las políticas de fomento y apoyo no deben contemplar beneficios
para actividades que no demuestren sustentabilidad, siendo esto una condición
que puede variar en función de la evolución tecnológica y de las prácticas de
manejo de los sistemas productivos, que deberán demostrarlo en cada caso, y
sobre todo cuando se trate de actividades consideradas marginales. Con
estos criterios, la evaluación de las situaciones de emergencia tendrá una
mayor precisión y equidad en su otorgamiento, ya que partirán de considerarlas
desde las condiciones climáticas, edáficas y productivas permanentes y
sustentables de la región. La
región presenta altas posibilidades de establecer sistemas de producción que
exploten y desarrollen ventajas competitivas en sus cadenas de valor. La
presencia de La
razón de diferenciar a la región por sus características productivas primarias,
no hace más que poner en igualdad de condiciones respecto del resto de La
organización institucional es otro aspecto de gran importancia. Es posible verificar
en el área tratada, un concepto de pertenencia a un territorio distinto al
resto de Efectivamente
al existir en las instituciones ligadas a la producción primaria, al
comercio, a la industria y a los servicios una identificación de las características inherentes de la región, se
hace posible el Plan de Desarrollo del Sudoeste con una mirada integral y
sobre la base de acuerdos permanentes sobre las condiciones necesarias para
generar sustentabilidad en los sistemas productivos y sus cadenas de valor. La
visión integral que hoy presenta el plan surge a partir de haber creado una
red institucional para el análisis de situación frente a la sequía del 2005 y
para posteriormente formular los lineamientos para la reconversión
productiva. Trabajo, este, que fue ejecutado durante el último semestre del
mismo año entre todas las instituciones integradas en dicha red en las
distintas zonas que componen la región, como se verá más adelante. Los objetivos perseguidos por la presente
son: 1. Diferenciar a 2. Apoyar a los sistemas considerados sustentables,
a través de políticas tecnológicas, de transferencia y extensión, de
educación y capacitación, financieras, e impositivas. Integrando al concepto
de sustentabilidad condiciones productivas, sociales y económicas. 3. Crear el marco legislativo e institucional que le
dé permanencia a la diferenciación regional y a las políticas de apoyo. Se han establecido como componentes del plan
de desarrollo: a.
Los sistemas de
producción y sus cadenas de valor. b.
La educación y
capacitación. c.
Los fondos y herramientas
de financiamiento. d.
Las políticas
fiscales-impositivas. e.
El marco normativo
(leyes-ordenanzas). f.
La institucionalidad del
plan. g.
La difusión y extensión
permanente. La creación del Consejo Regional para el
Desarrollo del Sudoeste que prevé la presente, otorga la institucionalidad
necesaria para asegurar los objetivos de la misma. En este sentido es necesario mencionar que
las normas vigentes y subsumidas en esta ley, no cubren totalmente los
objetivos previstos en la misma, como ya se ha mencionado no basta con
aplicar criterios diferenciales de tipo financiero para crear oportunidades,
por otro lado y dentro de ellos, también se hace necesario distinguir
herramientas para los distintos sistemas de producción y sus cadenas de
valor. A mérito de las consideraciones vertidas, es
que se solicita de ese Honorable Cuerpo la pronta sanción del proyecto
adjunto. Dios guarde a Vuestra
Honorabilidad. |