Fundamentos
de la |
Ley
14639 |
La
presente iniciativa llega a través del Concejo Deliberante del Distrito de
Adolfo Alsina, votada por unanimidad de sus miembros. Por
el año 1876, Carhué y el Lago Epecuén eran prácticamente desconocidos pues
pertenecían a los dominios indígenas. En una de sus márgenes, en el marco de
la ocupación del “desierto” emprendida por el presidente Nicolás Avellaneda,
el 24 de abril el Tte. coronel Nicolás Levalle estableció la comandancia de Geográficamente
la laguna de Epecuén con sus aguas hipermarinas, es parte de un sistema
endorreico de lagunas denominadas “Encadenadas del Oeste Bonaerense".
Las mismas corren en dirección opuesta al mar, hallándose a 90m sobre el
nivel del mar. Es Epecuén la última y más baja de este sistema que lo
componen las lagunas Alsina, Cochicó, Del Monte, Venado y Paraguaya. Durante muchos años el Lago
Epecuén fue receptor de aguas que buscaban su natural curso en este sistema
encadenado. Sumadas a los aportes de los arroyos y surgentes salitrosos,
todas eran infaliblemente evaporadas, dejando minerales residuales acumulados
en el fondo y generando así una extrema salina, con un contenido mineral que
lo hacen único e inigualable, solamente comparable a nivel mundial con las
del Mar Muerto (Israel-Jordania). Por
transmisión oral nos llega, que nuestros indígenas, además de emplearlas en
su propio beneficio, la utilizaban para curar caballos heridos o con algún
tipo de mal que afectaba su utilidad. Sobre
el uso que le daban los habitantes originarios el médico local Dr. Enzo
Gasparri, especialista en las propiedades termales de Epecuén, comenta que sus
aguas, “...generosamente iodadas, resultaban antisépticas y bactericidas. Y
esto, sumado a las sales, lograban detener sus heridas y promover su granulación
(forma natural de curación que suple en ocasiones a la sutura quirúrgica),
permitiendo restablecer a los guerreros, para nuevas acciones”. La
historia cuenta que las últimas palabras del agonizante cacique araucano
Calfulcurá a sus hijos fue “… No entregar Carhué al Huinca…”. En el año 1899 arriba a Carhué
el Ferrocarril del Sud permitiendo la llegada de los primeros “turistas”
atraídos por los comentarios elogiosos de las aguas milagrosas. Poco a poco
va difundiendo a los cuatro vientos la existencia de esta laguna maravillosa. Pronto
Carhué y la laguna Epecuén comenzaron a ser renombrados por quienes veían a Por ello, en 1909 el Ministerio
de Obras Públicas de la Pcia. de Buenos Aires efectúa un profundo análisis
químico de sus aguas lo que le da un respaldo científico. Para el año de 1911
tres líneas férreas tenían parada en Carhué: el FC Sud (1899), el FC. Oeste
(1903) y el FC. Midland (1911). Carhué
poco a poco comenzó a crecer, hacia 1916 fue uno de los primeros poblados con
alumbrado eléctrico, solo comparable con Bahía Blanca. Grandes hoteles se
levantaron en los alrededores de la estación ferroviaria que disponían de
colectivos para acercar a los turistas y enfermos a la orilla misma de la
laguna. Estas condiciones fueron
haciendo que muchos imaginen infraestructuras en la misma costa de la laguna,
para brindar confort y un mejor servicio, puesto que la laguna distaba a
5.000m de la plaza principal de Carhué. En
1921 se inaugura en su orilla el primer balneario, el que se denominó
“Balneario Termas Club Mar de Epecuén S.A.” y que dio el punta pie inicial
para el loteo de terrenos en sus alrededores un año después. Las bases de la
futura villa balnearia estaban colocadas. Entre esos años se construyen
varios hoteles como el “Plagge” o “Las Delicias” que fueron convirtiéndose en
el lugar predilecto de las clases acomodadas que buscaban en Epecuén un
bálsamo. Entre
1921 y 1930 se inauguran nuevos hoteles y el pueblo de Epecuén se ve
consolidado al abrirse una escuela y levantarse una Iglesia. Varios intentos
inmobiliarios con fundación de pueblos se intentan en otros sectores de la
laguna, tal el caso de “Epecuén Ville” y “Villa Sauri”. Si bien no
prosperaron por la inestabilidad del caudal de la laguna, sin duda demuestran
el apogeo y la proyección pretendida para la laguna y sus aguas. En
1927 se inauguraba en Epecuén el más moderno complejo hidrotermal de
Sudamérica. Denominado “Balneario y
Termas Minas Epecuén S.A.” contaba con un espacio para brindar hasta 600
baños termales diarios, una pileta con agua de la laguna, usina propia, un
espigón de más de 100m de largo, coronado con una confitería flotante,
embarratorios y casillas para duchas calientes. El complejo hidrotermal
contaba además con un laboratorio de productores derivados de la laguna, como
fango, sales, jabones, medicamentos, etc. La empresa Minas Epecuén, asociada
al Instituto Biológico Argentino con sede en Florencio Varela, ya extraía
sulfato de sodio y sal desde 1909. Tanto
Carhué como Así
Carhué y Epecuén se convirtieron en uno de los pocos destinos termales del
país y el único en la provincia de Buenos Aires. Miles de personas asistían
verano tras verano en busca de calmar dolencias que le permitieron transitar
el resto del año sin dificultades. “Más vale un mes en Carhué que un año de
cura” era el slogan que se repetía sin cesar. Ambos integraban en los años 20
el selecto grupo de destinos turísticos de Hacia los años 50 tanto Carhué
como Epecuén contaban con alrededor de 5000 plazas hoteleras, lo que lo
convertía en el principal destino termal del país, junto a Río Hondo que se
complementaban, puesto que Epecuén funcionaba en verano y Río Hondo en
invierno. En
1948 el Dr. Carrillo que conocía las propiedades minerales de Epecuén
expropia uno de los hoteles más grandes y lujosos de la villa balnearia y
crea uno de los dos únicos hospitales hidrotermales que existieron en el país
y Sudamérica. Tenía como objetivo brindar tratamientos hidrotermales a la
clase trabajadora, crear una estación meteorológica para analizar los
beneficios del clima marino en los tratamientos, etc. El mismo fue
desafectado en 1956, luego del golpe militar de 1955. Hacia finales de los años 60 se
le da un fuerte impulso al turismo con la construcción de infraestructura
apuntada al segmento joven, el que Epecuén particularmente no atraía. Una
enorme pileta de agua dulce a la vera de la laguna, festivales musicales,
campings bien equipados, una nueva estación ferroviaria aportaron al despegue
de Carhué y Epecuén que pronto se convirtió en la estrella del sud oeste de
la provincia de Buenos Aires. Hacia
los años 60 la provincia de Buenos Aires observando los perjuicios en enormes
territorios de estos ciclos que afectaban los ingresos en sus arcas, decide
encarar un estudio profundo del caso. Dicho estudio tenía como objetivo el
manejo hídrico integral en épocas secas y épocas de inundaciones. El estudio llevó varios años y
la primera obra fue sin duda la más esperada por Carhué - Epecuén y la zona:
Aportar agua a la cuenca de las encadenadas que pasaba por momentos críticos.
Desde 1975 el canal que se llamó “Florentino Ameghino” comenzó a recolectar
agua de otra cuenca, para insertarla en esta cuenca cerrada. Para entonces, entre Carhué y la
Villa Epecuén, gracias a una enorme inversión municipal y privada que desde
1968 se había efectuado, contaba con 6.000 plazas hoteleras, más de En ese nuevo impulso en 1969 se
efectuaba el 1er Congreso Internacional de Termalismo que reunió a los
científicos y especialistas termales más importantes del mundo, los que
arribaron a una importante conclusión: Epecuén y sus aguas, dadas sus propiedades,
debían ser declaradas de utilidad pública por el Estado. Sin embargo en 1976 nuestro país
ingresaba en una etapa oscura, que simplemente paralizó todas las obras a
seguir, dejando liberado este canal, que sumado al aumento del régimen
pluviométrico iniciado alrededor de 1978 comenzó a complicar el sistema. Los
intentos de reclamos quedaban suprimidos por el Terrorismo de Estado y luego
eclipsados por los conflictos limítrofes y Todo esto fue lapidario para El ingreso
a El 10
de noviembre de 1985 en horas de la noche, un fuerte temporal de viento y
lluvias comenzó a azotar a la muralla desde el sur, elevando el nivel de la
laguna y sobrepasando el terraplén. Se iniciaba uno de los momentos más
triste de la historia de Carhué y Epecuén. Con la
gente evacuando lo que podía salvar, para el mediodía de ese fatídico 10 de
noviembre el agua ya alcanzaba el metro en algunos lugares y al cabo de una
semana, algunas propiedades contaban con Los
habitantes de Epecuén, dedicados al turismo desde hacía 60 años debieron
iniciar un triste camino desconocido, plagado de malos momentos, emigración y
depresión. Para
solucionar en parte el problema de las inundaciones aguas arriba de la
cuenca, en donde la ciudad cabecera Guaminí corría peligro, se decretó la expropiación
de la Villa y la declaratoria de obra accesoria al sistema de manejo hídrico,
con lo que se envió enormes volúmenes de agua, sepultando a Villa Epecuén con
más de Sin
embargo la crisis hídrica continuaba. Los años 90 marcaron un alto nivel de
lluvias que complicaron aún más al sistema. Entre 1992 y 1995 se encaran
obras hidráulicas que brindarán seguridad a Carhué de no correr la misma
suerte que Villa Epecuén. A partir del año 2002 se ingresó en un período seco
y el agua se ha ido retirando. En la
actualidad la cuenca ha vuelto a su sistema natural y milenario, lo que ha
hecho un importante retroceso de las aguas acumuladas. Pasada
la tragedia de la inundación, la ciudad de Carhué, retomó la senda del
aprovechamiento de su recurso, con la intención de recuperar aquel esplendor
que la hizo conocida a nivel mundial. En 1989 se lanzó la 1ra. temporada
turística desde 1985 bajo el slogan “Carhué, Vuelve” que simbolizaba el
anhelo de todo una población, aún sufriente.
En un marco adverso, sin infraestructura, sin hoteles ni turistas pues
todo se había concentrado en Villa Epecuén, así fueron los primeros pasos de
resurgimiento turístico de Carhué. La
Provincia de Buenos Aires brindando apoyo a la actividad perdida, en 1995
erigió un fantástico balneario al que se lo denominó “La Isla” que contaba
con una gran piscina ubicada a la vera de la laguna y era abastecida con agua
salada para el disfrute del veraneante. Desde
entonces, Carhué viene produciendo una paulatina, pero constante recuperación
turística, llegando a tener en la actualidad casi 1000 plazas hoteleras,
conformadas por hotelería de alta calidad y excelentes servicios que brindan
piletas termales con aguas curativas del lago, distintos servicios de
fango-terapia, masajes, salas de relax, entre otros. Desde
el 2004 las ruinas de la ex Villa Epecuén han ido quedando al descubierto y
hoy están protegidas por ordenanza municipal, pudiéndose recorrer sus calles,
los restos de sus hoteles, comercios, campings. Se han convertido en un sitio
sumamente visitado por turistas nacionales e internacionales. Su historia
llegó a Es sin
duda el caso de Entre
2004 y 2014 con el objetivo de hacer conocer la oferta turística de Carhué,
se efectuaron los “Epecuén Festival
Rock” y “El País Canta en Carhué”, festivales pioneros en la región
por la calidad y la masiva concurrencia a los mismos, que lograron su
objetivo. En
2012 se recuperó Retomando la tradición
científica nacida en 1969, durante octubre de 2013 se efectuó el 1er Congreso
Multidisciplinario de Turismo Termal, en donde se dieron cita encumbrados
profesionales del termalismo, la hotelería y gastronomía. Se encauzaba así
esta idea de darle respaldo científico y de difusión a las aguas de Epecuén. Actualmente, se encuentra muy
avanzado un futuro “complejo hidro-termal” a la vera del lago, que contará
con 7 piletas de agua termal del lago, y otras con agua dulce, y una gran
pileta lúdica para la temporada estival. Carhué
está enclavado en un ecosistema único en el sudoeste de la Provincia de
Buenos Aires, como es el humedal de las Lagunas Encadenadas del Oeste
Bonaerense. Aquí la flora única como el caldén y la fauna, en especial el
flamenco austral, demandan especial atención de los círculos científicos
especializados. El flamenco austral, por ejemplo tiene en la laguna de
Epecuén uno de sus sitiales preferidos para su nidificación, cuestión que ha
hecho que se lo declare ave protegida distrital y se esté trabajando con el
OPDS en su estudio y cuidado de su medio ambiente. Las
ruinas de la ex - Villa Epecuén, dan un marco de lujo a un sinfín de
atracciones que tiene esta hermosa ciudad de Carhué, sumando a las ya
mencionadas: restaurantes con platos típicos, un gran camping natural con
hermosa flora y fauna, miradores, turismo rural, confiterías, lugares de
recreación nocturna, gimnasios, salas de relax y masajes, salas de
tratamientos cosmetológicos, una pileta para tratamientos kinesiológicos con
agua del lago, fabricas de alfajores, seguridad, un gran casco histórico,
orden y limpieza, calidez humana, y el empuje de su gente y la gente del distrito
de Adolfo Alsina, siendo esta ciudad de Carhué, de avanzada y única en la provincia
de Buenos Aires. Es por los motivos hasta aquí
expuestos, que solicito a los Sres/as. legisladores a que acompañen la
presente iniciativa. |